domingo, 2 de agosto de 2009

Entrada en calor







Mal llamada precalentamiento, pues el prefijo “pre” significa antes de y lo que se está haciendo es actual.

Se cree que la entrada en calor previa a la actividad mejora la actuación, la concentración y la coordinación muscular y evita las lesiones.
En experiencias de laboratorios, se observó que el calentamiento previo a la actividad ocasiona cierta disminución del período de latencia (tiempo entre la excitación y la respuesta), con aumento de la velocidad de contracción y relajación muscular.

Sabemos que normalmente la relajación muscular es tres a cuatro veces más lenta que la contracción. También se comprobó en laboratorios que las primeras estimulaciones no producen una contracción total del músculo, sino que se necesita algún tiempo de estimulación continua para obtenerla; podría ser que el aumento de la temperatura local actúe como un factor determinante de la mejor contracción.
En la práctica la disminución de la temperatura muscular reduce la excitabilidad y la capacidad de trabajo. Además, durante el trabajo muscular tiene lugar un aumento de la temperatura local que provoca vasodilatación y favorece de tal modo el intercambio entre la sangre y los tejidos activos.
En el laboratorio, se comprobó que el calor aumenta la fuerza y la velocidad de contracción del musculo; además sus componentes elásticos (tendones, ligamentos) se vuelven más flexibles.
La entrada en calor puede ser pasiva, activa general y activa práctica.

La primera se realiza a través de agentes externos como baños calientes, calentamiento ambiental, diatermia, rayos infrarrojos, sauna, fuentes de luz, etc.

El calentamiento activo general utiliza la actividad física para elevar la temperatura, y el calentamiento activo práctico es el resultado de la movilización de los músculos que se van a emplear durante la sesiones de entrenamiento o durante las competencias. El calentamiento activo puede ser más eficaz si se efectúa con un tiempo no mayor a los 15 minutos previos a la prueba y durante más de 5 minutos.
Es indudable que, fisiológicamente, una buena entrada en calor determina un aumento de la ventilación pulmonar y, como consecuencia, un franco incremento del volumen minuto respiratorio; lo mismo ocurre con el volumen minuto cardíaco, pues aumenta la frecuencia y el volumen sistólico, hay un mayor flujo sanguíneo en los músculos por vasodilatación de los sitios activos y vasoconstricción en los lugares inactivos, como las vísceras.
Todo esto tiende a lograr una mejoría en los intercambios gaseosos y de nutrientes, que favorecen una mejor combustión y la mayor posibilidad de realizar metabolismo aeróbico, con el consecuente beneficio para el rendimiento muscular.

Los principales beneficios de la entrada en calor es la de evitar calambres, esguinces, distenciones musculares e irregularidades cardíacas.



Numerosas lesiones y ciertos problemas cardíacos como algunas arritmias, están asociados al entrenamiento o actividad intensa sin mediar un adecuado calentamiento.

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