Segundo aliento

También llamado cambio de aire, no es solo un ajuste respiratorio que puede ocurrir en las actividades submáximas o máximas. Son adaptaciones fisiológicas que pueden suceder en cualquier momento de un trabajo intenso; en el comienzo de estas adaptaciones el individuo siente ciertas sensaciones progresivas de incomodidad, hasta que de repente disminuye de intensidad y se pasa a cierto estado de bienestar.


Estas sensaciones de incomodidad son de diversos tipos:

• Mareos.
• Respiración rápida e irregular.
• Taquicardia arrítmica.
• Opresión torácica.
• Pulsaciones en el cráneo.
• Fatiga y dolor muscular (miembros inferiores).

Sin embargo, el síntoma predominante es la disnea o sensación de falta de aire.

Si el individuo resiste este mal momento y continúa la actividad comienza a sentirse mejor, el aparato respiratorio y el circulatorio empiezan a trabajar más regularmente, aparece una transpiración profusa que regula la temperatura y ello determina un alivio.

Se produce una mejor adaptación, con mejor irrigación sanguínea, mejora la contracción muscular, con una eficiente eliminación de los productos catabólicos de la combustión celular, y también mejora el equilibrio ácido base del organismo.

El frio retarda la aparición del Segundo Aliento y el calor lo favorece, no obstante, esto es totalmente individual; hay atletas que no lo presentan nunca y otros que lo esperan para un mejor rendimiento.

No se conocen con exactitud las causas que provocan estos malestares previos ni las que determinan el alivio posterior, pero se cree que los primeros se deben a un reflejo originado por el intenso estímulo de los centros respiratorios por la acumulación de los metabolitos celulares en los músculos activos y en la sangre, como consecuencia del incompleto transporte de oxígeno.

El alivio posterior podría deberse a una mejoría del transporte por el incremento del volumen minuto respiratorio y del volumen minuto cardíaco y la vasodilatación activa muscular.